Las remesas en tiempos del Covid-19

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Cada día aparecen nuevos frentes trastocados por la pandemia del coronavirus. Desde la trinchera económica, hasta la social y política, pasando por la emocional y familiar. Los cambios impuestos para sobrellevar de mejor manera esta imprevista realidad se suceden cotidianamente, y cuando pensamos que todas las aristas se han tocado, surge uno nuevo escenario sacudido por el virus global. remesas
Uno de los coletazos económicos más violentos producidos por la contracción económica y el desempleo en Estados Unidos, lo han sufrido los migrantes mexicanos avecindados en la Unión Americana, así como sus familias remeseras que han visto reducida de manera significativa la llegada de billetes verdes desde aquel país.

En las últimas cuatro semanas, han quedado en el desempleo 22 millones de personas en el vecino del norte. El desempleo podría alcanzar 15%. De ellas, muchos son migrantes “con papeles”, pero habría que sumar la población de “indocumentados” que también ha perdido su empleo y que no se encuentran en esa estadística. Bajo esta circunstancia, lo primero que atienden los paisanos son sus necesidades básicas antes de pensar en enviar dinero a México. La renta de su vivienda, la manutención familiar en general, y ahora, gastos médicos adicionales, y funerarios cuando se requieran. Por ejemplo, los gastos de cremación de los fallecidos, varían entre mil 700 y 3 mil dólares.

¿De qué magnitud será el impacto en la reducción de las remesas? Recordemos que la dolariza que mandan los paisanos se significa como la principal fuente de ingresos de 1.7 millones de familias que más tardan en recibir el dinero cuando ya lo están gastando. El año pasado las remesas alcanzaron los 36 mil millones de dólares, significándose una pieza angular de la captación de dólares por nuestro país.

Aunque en enero de este año las remesas fueron 2,500 millones de dólares, el bajón será inevitable para el resto del año. Se proyecta que la caída será entre 17 y 25% en 2020, superando la contracción experimentada en 2009, cuando se desmoronaron 15.3%. Luego de la crisis de 2008, tuvieron que pasar 24 meses para que los flujos de remesas volvieran a mostrar datos positivos, pero fue hasta el segundo trimestre del 2013, cuando las remesas alcanzaron niveles de envíos similares a los del 2007.

El panorama se complicará no solo por la reducción de las remesas, sino también comienzan a fugarse algunos capitales. Según el Banco de México, en marzo pasado los inversionistas extranjeros sacaron del país 166 mil 540 millones de pesos al deshacerse de títulos de deuda gubernamental (La Jornada, 17 de abril de 2020).

¿Cuántas semanas pueden aguantar los paisanos en el difícil escenario de la pandemia? ¿De qué manera sobrevivirán las familias remeseras las siguientes semanas? ¿Cuándo se pondrá en la mesa de discusión gubernamental el tema remesero? ¿Cómo cambiará la vida de los municipios que viven de las remesas en México?

Son preguntas de urgente respuesta y de inmediatas acciones.

 

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