Nuevo rector en la UdeG: sigue la mata dando

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El Rincón de Clío

Criterios

 

Nadie duda del poder que tiene la Universidad de Guadalajara en la comarca jalisciense. Pocos niegan la existencia y la influencia del llamado Grupo Universidad al interior de la casa de estudios. Aún menos son los ciudadanos que escamotean el poder elector y de decisión que tiene Raúl Padilla López como jerarca mayor udegeísta desde hace treinta años.

Casi con la misma parafernalia presente en el cambio del gobierno estatal, se desarrolla el intercambio de estafeta en las riendas universitarias. En ambos relevos se muestra el músculo, la cargada aparece, se reafirma que quien llega al poder es el “mejor” para materializar el nuevo proyecto, sea político o educativo, que para el caso es lo mismo. En los corrillos universitarios el besamanos es obligación políticamente correcta que ayuda a pavimentar el andar académico en los próximos seis años.

El día de ayer, Ricardo Villanueva Lomelí, se convirtió en el rector número cincuenta de la Universidad de Guadalajara, y el primero que procede de la alta dirigencia de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU). Su camino se construyó a la vieja usanza de los líderes fegistas, quienes luego de dirigir la desaparecida FEG pasaban a ocupar puestos importantes en los organigramas estatal, municipal o del poder legislativo, así como en los altos espacios universitarios. Todo ello, ha dado forma a la manera caciquil de encabezar la política universitaria en nuestro estado.

Los tiempos de la refundación alfarista no tendrían por qué trastocar la vieja tradición universitaria; al contrario, según observamos en la nomenclatura del gobierno anaranjado existe un maridaje entre el Grupo Universidad y el gobernador, Enrique Alfaro.

La cercanía entre las dos esferas de poder se miró desde las primeras mesas en las cuales se discutía el proyecto de refundación del estado. Para nadie es un secreto la cercana participación de todos los rectores universitarios en el proyecto alfarista, incluyendo desde luego, a quien entonces dirigía el CuTonalá, Ricardo Villanueva, viejo contrincante electoral de Alfaro en busca de la alcaldía tapatía.

Pero aquellos tiempos de enfrentamiento político han quedado atrás, o al menos eso parece.

Sin duda, dirigir la segunda universidad pública más grande del país no es un premio de consolación menor. Se ejerce un presupuesto anual de casi 13 mil 500 millones de pesos, y aunque se atiende a una población cercana a los 290 mil estudiantes desde educación media superior hasta posgrados, en 174 planteles ubicados en 109 municipios, las responsabilidades y el trabajo es mucho menor que lo que implica gobernar el municipio de Guadalajara, cuyas problemáticas son mayores y el presupuesto es menor al universitario. Así que Villanueva puede sentirse afortunado despachando en la rectoría.

No comparto la idea de quienes aseguran que la llegada de Ricardo Villanueva representa un relevo generacional, y nuevas formas de conducir los destinos de la UdeG. Estoy cierto, que el nuevo rector, como todos los que han sucedido a Raúl Padilla López, responden exclusivamente a las órdenes del Licenciado. Esa, y no otra, es la primera cualidad que deben tener para acceder a la rectoría universitaria. Quienes han manifestado actitudes contrarias una vez alcanzado el umbral, todos sabemos el final que han tenido.

El día de ayer fuimos testigos de cómo la mata universitaria continúa dando frutos a su conveniencia.

 

@contodoytriques

Ricardo Villanueva rinde protesta como rector general de la UdeG

 

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