Felipe Cobián Rosales
Por la multa de 197 millones de pesos que impuso el INE al Movimiento de Regeneración Nacional debido a irregularidades en el manejo del fideicomiso “Por los demás” que creó para ayudar a damnificados por el sismo de septiembre de 2017, Morena reaccionó virulentamente.
De acuerdo con el Instituto Electoral, el fideicomiso fue un “mecanismo de financiamiento paralelo” porque de los 78.8 millones de pesos recaudados, 64.4 millones fueron a parar las manos de dirigentes y operadores de Morena. En otras palabras, desviaron esos recursos del objetivo y fueron a parar a la campaña, independientemente de que más de la mitad del fondo se creó con depósitos en efectivo y no mediante transferencias bancarias o cheques que es lo legal.
Horacio Duarte, representante de Morena ante el INE, reaccionó por la sanción y expresó que quieren dañar a su partido, que se trata de una venganza, “pero ya se les va a acabar”.
Posteriormente, el virtual presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, entró directamente al quite y declaró tajante que es una “vil venganza”.
En un tuiter aseguró: “No existe ningún acto inmoral con el fideicomiso a damnificados por el sismo. Nosotros no somos corruptos ni cometimos ilegalidad. Por el contrario, buscan enlodar una acción humanitaria.
A lo que el INE reviró que “no se trata de vilezas, sino de evidencias” y que tienen videos que comprueban que hubo personas ligadas a Morena de cómo fue que hacían depósitos hasta de 50 mil pesos y luego se volvían a formar para hacer depósitos (en Banca Afirme),
Lo que sorprende aquí es que nuestro futuro presidente haya entrado directamente a la polémica cuando tal vez ignore –eso me supongo, pese a que controla el partido—de cómo fue que algunas de las gentes que lo rodean, que están involucradas directamente en Morena, hicieron las cosas a su manera sin haberlo consultado antes, o siquiera informarle del hecho. Tal vez hasta engañándolo.
López Obrador responde a botepronto por todos los que hicieron el carrusel de depósitos, cuando todavía no se sabe de manera cabal el tipo de enredos que pudieron hacer sus hombres de “confianza”.
A mí me resulta temeraria su declaración cuando no se conoce el fondo que pudo haber en esa maniobra que pudiera ser hasta una trampa, una traición de quien haya orquestado todo esto.
Sin embargo, AMLO mete la mano por todos ellos al decir que no hay inmoralidad alguna, que ellos “son honestos”. Y lo dijo antes de que el INE aportara algunas de las evidencias que dice tener, como los testimonios videograbados, por ejemplo.
Lo procedente aquí hubiera sido que él enviara a sus colaboradores a responder, a dar la cara y, de ser necesario, de una vez que empezaran a rodar cabezas, tal como lo prometió el día de su arrollador triunfo en las urnas.
De lo contrario, podemos volver a lo mismo: la desconfianza en quienes nos gobiernan… ¡Y de quienes nos van a gobernar!
Y pensar de algunas de esas personas serán parte del equipo de AMLO.