Por lo visto los socavones del paso exprés Cuernavaca recién estrenado, en donde el primero cobró la vida de dos personas, no son las últimas pruebas de la corrupción reinante en Comunicaciones y Transportes –la menos transparente de las secretarías-; también lo es el “socavón” que abrió ahora Enrique Alfaro con su denuncia contra la Línea 3 (L3) del Tren Ligero.
El lunes 19, antevíspera de la última visita a Jalisco de Enrique Peña Nieto para “inaugurar” la nueva línea del Sistema Tren Eléctrico Urbano, que luego hubieron de cambiar por “supervisar el inicio de pruebas de operatividad”, el gobernador electo detonó un explosivo que puede abrir el boquete de lo que se hizo mal en la construcción de esta obra que iba a costar menos de 18 mil millones y ahora ronda los 30 mil millones de pesos.
Alfaro Ramírez lanzó su dinamita para alertar a Peña Nieto de las fallas en la L3 en donde se colocaron placas amortiguadoras de hule (neoprenos) de mala calidad entre trabes y pilastras de los viaductos para evitar vibraciones y desgastes que pueden provocar accidentes al paso de los convoyes.
El gobernador que está por asumir le preguntó al presidente que se va, si estaba enterado que la SCT notificó a las constructoras de la Línea 3 que los neoprenos fallaron y tendrán que ser reemplazados por unos nuevos, y el mismo EPN dijo en su gira que “es normal que haya fallas” –quizás lo expresó porque para él han sido “normales” las negligencias y corruptelas-; pero el asunto es mucho más serio porque está de por medio la seguridad de los pasajeros.
Alfaro le cuestionó si sabía que tal cosa implicaría levantar de nuevo trabes, red eléctrica y vías y para corregir el error de los estudios de laboratorio de la SCT, y si tenía conocimiento de lo que costaría resolver el problema, el tiempo que llevaría y si “hay garantías de que esto no pondrá en riesgo a los usuarios”.
Por eso, alguien comentó que era noticia falsa la de Alfaro, y tal vez porque además cuestionó la venida de EPN a entregar una obra inconclusa era engañar al pueblo jalisciense.
Frente a tales cuestionamientos, entró de inmediato al quite el director del Centro SCT, Salvador Fernández Ayala en un recorrido que hizo por distintas estaciones de radio.
Entre contradicciones dijo primero que los neoprenos no habían fallado, que estaban bien, que tenían una durabilidad de 3 a 5 años. Después reconoció que hay de mayor durabilidad, de 5 a 8 o hasta 10 años. Reconoció que Neoprenos Moldeados, SA de CV (registrada a nombre de Ana Laura Salinas Peña (DiarioNTR, 21-11-18) fue la que surtió al Tren Eléctrico y que hizo lo mismo en el Tren México-Toluca, pero que tal empresa asumiría los cargos.
En otra parte aseguró que Neoprenos Moldeados no surtió directamente, sino que fue a través de las empresas Consorcio Guadalajara Viaductos, y Construcción de Proyectos Viales, ambas SA de CV, constructoras que “se harán cargo de la reposición y costos.
En otro medio afirmó que las obras de restitución sería de 700 neoprenos y en el siguiente que serían necesarios mil 500. De los costos dijo Fernández que ascenderían, primero a 40 millones, luego que a 45 y al final que a 60 millones de pesos y que el trabajo se haría en un lapso de entre tres y cuatro meses.
Aquí caben varias preguntas: Primero, ¿por qué tantas contradicción de acuerdo con el carrusel que tomó? ¿Quiénes son los beneficiados económicos por surtir piezas viejas o de mala calidad y darlas como nuevas? ¿Por qué la SCT escogió a Neoprenos Moldeados que dio varios domicilios, todo falsos (Mural-21-11-18), en Valle de Chalco? ¿Por qué no hubo control de calidad? ¿A qué vino Peña Nieto a ver una obra inconclusa que funcionará, si bien nos va, en agosto o finales de 2019?
¿Qué motivó a Jorge Aristóteles Sandoval a callar las fallas que debió saberlas desde hace mucho tiempo y no de hace menos de dos meses? ¿Qué no tenía gente de su confianza supervisando las obras, tanto más a sabiendas de las pifias de la SCT en otras obras?
Y finalmente: ¿qué hubiera sucedido si Alfaro no delata que los neoprenos podrían quedar inservibles pronto? ¿Quién o quiénes serían los responsables del deterioro tan rápido de los viaductos y hasta de un probable accidente?
¿Vil negligencia, vil corrupción?