TIRO POR LA CULATA Y CONSULTA

Felipe Cobián Rosales

Tan supuestamente compenetrados, embebidos -o embobados-; comprometidos o fanatizados están no ya gente común y corriente con la 4T, y más que eso, con el presidente Andrés Manuel López Obrador que, en tratándose de adelantarse a su pensamiento, de adularlo y tirarse como alfombra a su paso, hacen hasta lo impredecible sin repensarlo, aunque el mundo se les venga encima o el tiro les salga por a culata.

Tal es el caso del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna quien, sin reflexionarlo, sólo movido por su anhelo, o pasión, por complacer al mandatario, de quedar bien con él, comprometió a la Cámara, al mismísimo Poder Legislaltivo en una pésima comparsa del Poder Ejecutivo. ¡Y en mala hora!, al interponer en la Fiscalía General de la República, una denuncia penal en contra del presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova y cinco consejeros más por suspender, por limitaciones presupuestales, los preparativos para la revocación-ratificación de mandato de AMLO.

Ese fue el regalo navideño del Legislativo para el INE en lugar de, al menos, discutir un posible aumento presupuestario.

Por su parte, Córdova consideró a denuncia penal como un acto político y penal intimidatorio en contra de un instituto autónomo. “En la democracia, las diferencias de criterio no deben ameritar la persecución política”, respondió el consejero presidente.

Por cierto, el propio Andrés Manuel manifestó el martes 28 de diciembre su desacuerdo con el recurso interpuesto por su correligionario morenista Gutiérrez Luna desde la tribuna legislativa. Prácticamente, en ese acto, Gutiérrez Luna, retiró la demanda judicial, lo que fue reconocido por el propio presidente este miércoles y el legislador quedó en ridículo. La denuncia había sido admitida de inmediato por la FGR.

Y a propósito de revocaciones de mandato, en otras latitudes del mundo, la convocatoria se da únicamente cuando la sociedad confluye, de manera libre en una misma idea: remover al gobernante cuando le ha fallado y la inconformidad es generalizada por algún grave o muchos desaciertos y, por ende, la aceptación de tal o cual gobernante se ha reducido al mínimo.

No es, por fortuna el caso del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuya popularidad y aceptación entre las mayorías continúa elevada y ronda el 70 por ciento, dependiendo de los diferentes tipos de encuestas.

Según definiciones que dan los distintos diccionarios, empezando por el de la Lengua Española: “plebiscito es la resolución tomada por todo un pueblo a pluralidad de votos”. También: “Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinación propuesta sobre soberanía, ciudadanía, poderes excepcionales”.

Hasta ahora, que yo sepa, no está de por medio una situación de soberanía, ciudadanía y, menos, de poderes excepcionales, pues sobre estos últimos tópicos, tambien, que se sepa, no hay discusión en puerta. Al menos hasta ahora. Se ignora si hay algo por ahí bajo a manga y es lo que deberíamos prever para no estar al bordo de alguna sorpresa, salvo una ratificación con fines que ahora desconocemos, pero que tampoco se ve a futuro por a transparencia que hasta ahora ha mostrado a Presidencia.
Por tanto, no hay motivo para que haya una consulta o votación en ese sentido. Esto es, un plebiscito. Si bien, este ejercicio está debidamente asentado en la Constitución, hoy por hoy no es necesario por lo que anotaba arriba sobre la muy amplia popularidad de López Obrador.

El mandatario lo que quiere es una ratificación, confirmación o reconfirmación de su sexenio para, como lo ha dicho, poder hacer todos los cambios que se propone. Pero yo no sé si haya algo más allá de lo que hasta ahora se ha proyectado desde sus mítines y mañaneras.

Feliz 2022 a todos.

Salir de la versión móvil