Por Raúl de la Cruz
Como dice mi amigo periodista argentino Ariel Scher: “Lionel Messi es tan genial pero tan genial que pudo aliviar a millones de argentinidades cuando, como si adentro de un botín pudieran vivir juntos Cervantes, Saramago, Marley, Shakespeare y sus frases sobre el valor del alivio, se atrevió una vez más a añadirle arte y pasión a la pasión y al arte, sacó un zapatazo épico que abrió el camino de una victoria que se escondía frente a México y hasta gritó junto con un país entero la más corta y estremecedora de todas las frases que merecen pronunciarse desde el alma cuando el mundo no es mundo y sí es Mundial: “Gol”. Y tiene razón porque Messi es la sinfonía de Chaikovski, la pintura de Picasso, la pasión cinematográfica de Guillermo del Toro, el Pavarotti del Bel canto. Messi es perfección en el recorrido, en la asistencia con ventaja y un poema en la definición como ocurrió contra México.
Justo en el preciso momento cuando el encuentro estaba enredado y con Argentina con un pie fuera del mundial.
De ahí para adelante la derrota estaba anunciada para los mexicanos porque se olvidaron del encuentro y se sumergieron en las empatanosas aguas de la desesperación. Una vez abierto el marcador y con la defensa del Tri más desordenada, Enzo Fernández aprovechó para ampliar la ventaja con otro remate muy complicado. Las posibilidades de marcar en una jugada como la del 2-0 es de una de cada 25 veces.
Cuatro disparos a la portería de Argentina, por uno de México en todo el encuentro. Sí, en todo el partido. Pero el Tata Martino siguió las ordenes de los Capos que manejan el futbol mexicano que se confunden entre “Periodistas”, promotores, representantes y directivos de sospechosa reputación. Es el único responsable ante las miradas acusadoras de los “expertos” del balompié que abundan en nuestro medio.
Al final sucedió lo que se tenía previsto en las gradas del estadio Lusail: argentinos y mexicanos se liaron a golpes. Ah, pero ahí si les “ganamos” porque en el boxeo oficial y en el de la calle “somos” sus padres. Luego, el desfile fue interminable del estadio a los lugares donde se permite la ingesta de alcohol.
Pronto se olvidó la derrota porque vinieron los brindis. “ya estamos acostumbrados”, no faltó quién vociferara y tal vez tenga razón porque México acumuló 384 minutos sin anotar en un mundial. En los medios se habla de que el Tata “vendió” el partido. Habrá que probarlo y más si el rumor se desprende de los micrófonos de Televisa.
Juez y parte de la selección nacional. Sin embargo, la realidad es que los ratones prácticamente están en la lona. La única posibilidad de que México califique es que Argentina pierda contra Polonia y México gane por goleada Arabia Saudita. Es de anticiparse que no habrá quinto partido.