Mujeres Color de la Tierra

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Alberto Osorio

 

Martes 28 de marzo de 2023.- Mujeres Color de la Tierra es un proyecto productivo de siembra, cosecha, procesamiento y venta de café en la región indígena nahua de la Sierra de Manantlán, donde los niveles de pobreza rondan el 58 por ciento en lo que se refiere al territorio de Cuautitlán de García Barragán, en la costa de Jalisco, según los propios datos del gobierno de Jalisco.

 

Ese tipo de indicadores sólo se puede comparar con las poblaciones más alejadas de los grandes centros metropolitanos y que lucen perdidas en la sierra de Guerrero o en la selva de Chiapas.

En el caso de Mujeres Color la Tierra es una historia de éxito que se teje y florece en una de las zonas más alejadas de la gran urbe de Guadalajara, la capital de Jalisco.

 

Se trata de un proyecto que se detona en una de las cinco localidades más grandes de Cuautitlán y que se puede presumir como una propuesta de producción orgánica, encabezada por mujeres radicadas en una región que un tiempo se conoció como la República de Indios de Manantlán, pero nada de eso significa mucho para quienes tienen sus negocios de cafeterías y sólo exigen el menor precio posible, en un asunto que en un principio provocó algo de desánimo entre las mujeres productoras.

La iniciativa tiene como sustento el poder aprovechar una planta que crece y se desarrolla en forma endémica en la zona de Manantlán aunque su cultivo tiene registro desde hace más de 200 años y que se aprovecha en la población de Cuzalapa, en un lugar donde la mayoría de los habitantes son mujeres al igual que en todo Cuautitlán, y en dónde por cierto, la población no recuerda la visita de ningún presidente de México a es parte del centro occidente del país.

 

La señora Rosa Elena Ramírez impulsa junto con sus compañeras una propuesta encabezada por féminas y es ella quien atiende la entrevista vía telefónica con Partidero para hablar sobre el proyecto.

 

Dice que a raíz de los buenos resultados con el cultivo y la venta del café han surgido otras propuestas de orientación comunitaria como la elaboración de algunas conservas, de pan de plátano o calabaza, e incluso otro tipo de café al que se le llama café de mojote o de capomo y que, por cierto, recibe al menos 50 nombres distintos.

En el caso del café de Cuzalapa se ofrece en tres presentaciones, suave, medio y oscuro. Otro tipo de productos son alimentos que provienen de la flor de pasiflora y que se ofrecen en el festival del café en Cuzalapa.

 

El café de Cuzalapa es un producto que cultivan más de 15 familias y se trata de una semilla nativa y que se ha preservado en la zona desde hace más de 200 años. Es una planta que crece bajo la sombra de los grandes árboles en esa parte pegada a la sierra de Manantlán.

 

Hoy también hay otras iniciativas ligadas a la siembra, cosecha y venta del café luego que, a finales de la década de los noventas, un desplome en el precio del café obligó a muchos campesinos a rentar sus tierras o a destinarlas a otro tipo de actividades como la ganadería o la siembre de otras plantas debido a que el kilo de café llegó a caer hasta en un peso por kilogramo, según algunas publicaciones de medios de comunicación.

Rosa Elena Ramírez indica que se trata de una propuesta de producción que ya cumple varios años de existencia y que en el caso de Cuzalapa, las productoras de esos alimentos se ven beneficiadas con la existencia de una celebración denominada el Festival del Café, desde hace 8 años, a donde acuden diversos productores y que tiene verificativo hacia finales del mes de febrero.

 

Esa exposición es una feria de productos artesanales u orgánicos que paró un poco su realización en los años pasados a raíz de la pandemia que sacudió a casi todo el mundo, pero que ahora se retoma esa fiesta con mayor fuerza.

 

Rosa Elena aclara que para el caso de Cuzalapa no hay infraestructura hotelera, pero dice que para quienes les gusta el campismo, existe un predio en donde se recibe a visitantes que llegan a ese lugar con sus casas de campaña y desean estar ahí uno o varios días, en donde se les renta un cacho de tierra a precio sumamente módico.

 

Es así como este grupo de mujeres ubicadas en una de las zonas más marginadas de Jalisco, hacen de la riqueza de esa tierra, su sustento para vivir.

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