Tercer año

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Casi llegando al tercer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la Cuarta Transformación va dando una de cal por otras tantas de arena. De cara a los siguientes tres años, vale la pena detenernos en los claros, los grises y los oscuros de la primera parte del sexenio, pero sobre todo en el futuro próximo.

Echemos un vistazo a los claros del trienio. En economía y finanzas no se ha contratado deuda como tabla de salvación como se hacía en otras administraciones, esto, a pesar de la presión de varios grupos para que el gobierno fuera por dinero a los bancos internacionales y enfrentar con esos dólares la pandemia de Covid. La paridad peso-dólar se ha mantenido estable y prácticamente no hemos sufrido una devaluación, como también era el sello de la casa en sexenios anteriores. Al menos se recuperaron poco más de 70 por ciento de los empleos perdidos el año pasado. Las reservas internacionales del Banco de México llegaron a 205 mil millones de dólares, la mayor cantidad en la historia de nuestro país. La inversión extranjera directa nos colocó como el décimo país a nivel mundial en destino de ese tipo de recursos.

A pesar de los problemas económicos derivados de la pandemia, los programas sociales siguen en marcha, las pensiones para adultos mayores, niñas y niños con discapacidad, las becas a estudiantes de familias de escasos recursos, los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo Futuro siguen adelante sin merma de recurso, por el contrario, algunos de ellos han incrementado los montos asignados con respecto al inicio del sexenio.

Sin duda, uno de los logros más significativos del último ha sido el Plan Nacional de Vacunación, mediante el cual se ha logrado administrar poco más de 83 millones de dosis en el país.

El tono gris lo aporta el combate a la corrupción. Todas las mañanas desde Palacio Nacional, el presidente insiste en su cruzada contra ese flagelo. En cascada se suceden los nombres de personajes envueltos en esos vericuetos, se anuncian investigaciones en curso por parte de la Fiscalía General de la República (FG) y se afirma que pronto todos ellos estarán tras las rejas. No podemos negar, que tanto la FGR como la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda (UIF) llevan a cabo investigaciones para detectar a los hacedores de la corrupción, pero tampoco podemos ocultar que hoy por hoy, la FGR no tiene cerrados ninguno de los casos que ha emprendido, en ese sentido, es la UIF la que ha entregado mejores resultados. No obstante, los esfuerzos oficiales para erradicar la corrupción no han sido suficientes.

La parte oscura del sexenio sigue siendo la violencia y la inseguridad. Prácticamente ninguna de las estrategias puestas en marcha para acabar con esa dolorosa realidad han funcionado. La violencia recorre todos los rincones del país dejando en la zozobra a millones de personas que cotidianamente experimentan algún tipo de violencia que trastoca su seguridad.

Hacia el futuro, la segunda parte del sexenio arranca marcada por la popularidad que mantiene el presidente; una oposición débil y desarticulada; un Congreso Federal sin la mayoría morenista (198 legisladores), para sacar adelante (sin alianzas) las reformas constitucionales que se manden desde Palacio Nacional y aprobar el Presupuesto de Egresos de la Federación 2022 para darle dar continuidad a los programas sociales.

Pero sin duda, la parte más complicada de lo que resta del sexenio será apaciguar las aguas morenistas con la mirada puesta en la sucesión presidencial. El inquilino de Palacio deberá tejer fino con la ayuda de su nuevo secretario de Gobernación para nos descarrilar las huestes de su partido una vez que se decida por la persona que abanderará a Morena en la elección de 2024. Ese es un reto político mayor que deberá resolver adecuadamente el presidente.


@contodoytriques

 

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